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martes, 3 de julio de 2012

Una metáfora: De Dios a alma

"Dentro de esta consciencia divina, o ‘manto de amor’, en un algún momento se decidió crear una nueva situación. Es muy difícil expresarlo con palabras humanas, pero tal vez ustedes puedan imaginar que en Dios, esta consciencia de unidad, hubo un anhelo por ‘algo diferente’, algo más que unidad. Hubo, por decirlo así, un deseo de experiencia. Cuando ustedes están completamente asimilados dentro de la totalidad del ser puro, ustedes no experimentan cosas…… ustedes simplemente son. A pesar del éxtasis y de la total seguridad en este estado del ser, había una parte de Dios, una parte de esta consciencia cósmica, que quiso explorar y evolucionar. Esta parte ‘partió de sí misma’.
Ustedes son esta parte de Dios. Su consciencia alguna vez ha estado de acuerdo con este experimento de partir de la unidad y volverse un ‘Yo’, una entidad en sí misma, una consciencia individual definida. Este fue un paso enorme. Desde el fondo de su ser ustedes sintieron que esto era algo bueno. Ustedes sintieron que el deseo de creatividad y de renovación era una aspiración positiva y valiosa. Sin embargo, en el momento en el que ustedes realmente partieron del campo de unidad, hubo dolor. Por primera vez en su recuerdo, por primera vez en su vida, hubo profundo dolor. Ustedes fueron soltados de un reino de amor y seguridad que había sido completamente patente para ustedes. Este es el dolor del nacimiento al cual yo me referí. Incluso durante esta primer experiencia intensa de desolación, algo en su ser más íntimo les dijo a ustedes ‘que todo estaba bien’, que ésta era su propia elección. Pero el dolor fue tan profundo que, en las capas más externas de su ser, ustedes se vieron confundidos y desorientados. Se hizo totalmente difícil mantenerse en contacto con el conocimiento interior más profundo, el nivel interno en el cual ustedes son Dios, y ustedes saben ‘que todo está bien’.
A la parte atormentada que surgió en aquella época yo la llamo el niño interior. Su alma, su individualidad única, lleva dentro los extremos de por un lado el conocimiento divino puro y por otro lado un niño cósmico traumatizado. Esta unidad de Dios y Niño, de conocimiento y de experiencia, se puso en marcha en un largo viaje. Ustedes partieron como un alma individual. Ustedes comenzaron a investigar y a experimentar cómo es ser un ‘Yo’, un individuo definido.
Dios había transformado una parte de él/ella misma en un Alma. El alma necesita de la experiencia para encontrar de nuevo sus orígenes divinos. El alma necesita estar viva, experimentar, descubrir, autodestruir y recrear… para sentir quién es verdaderamente él/ella, a saber Dios. Lo patente de ser uno y total se había hecho pedazos y tenía que ser recobrado a través de la experiencia. Esto en sí mismo fue una gran proeza de creatividad. ¡El nacimiento del Yo-consciencia fue una clase de milagro! Nunca había existido antes.
Con frecuencia, ustedes tratan de trascender los límites de su yo-idad para experimentar la integridad y la unidad otra vez. Ustedes podrían decir que es la verdadera aspiración de su búsqueda espiritual. Pero consideren esto por un momento: desde el punto de vista de Dios, es la yo-idad, el estado de separación, ¡lo que constituye el milagro! El estado de ser UNO era la situación normal, ‘como siempre había sido’. Dentro del milagro de ser un alma individual, yacen escondidos una inmensa belleza, alegría y poder creativo. La razón por la cual ustedes no lo experimentan de ese modo es que ustedes aún están luchando con su dolor del nacimiento como un alma. En algún lugar profundo dentro de ustedes aún resuena el grito primordial de angustia y de traición: es el recuerdo de ser separado de su Madre/Padre, de su manto omnipresente de amor y de seguridad...
... Desde aquel momento en adelante, ustedes comenzaron a buscar algo que pudiera salvarlos. Un poder o fuerza fuera de ustedes, un dios, un líder, una pareja, un hijo, etcétera. En el proceso del despertar que ahora están experimentando, ustedes se dan cuenta de que la seguridad esencial que están buscando no va a ser hallada en nada fuera de ustedes, ya sea una pareja, un amante, o un dios. Por más fuerte que este anhelo o nostalgia pueda ser ‘disparado’ en una relación particular, ustedes no encontrarán esta seguridad esencial ahí, ni siquiera en la relación con Dios.
Porque el Dios en el que ustedes creen, el Dios que ha sido transmitido a ustedes por la tradición y por quienes aún influencian pesadamente su percepción, es un Dios fuera de ustedes. Es un Dios quien traza las cosas por ustedes, quien despliega el camino por ustedes. Pero ese Dios no existe. Ustedes son Dios, ustedes son esa parte creativa de Dios quien decidió seguir su propio camino y experimentar las cosas de un modo totalmente diferente. Ustedes confiaron en que serían capaces de sanarse la herida primordial del nacimiento. Podrían decir que la energía expansiva de exploración y de renovación es una energía masculina, mientras que la energía de unificación, de unión mutua, la energía del Hogar, es femenina. Ambas energías pertenecen a la esencia de quienes ustedes son. Como un alma ustedes no son ni masculino ni femenino. Esencialmente, ustedes son ambas cosas: masculino y femenino. Ustedes comenzaron su viaje con estos dos ingredientes. Y ahora ha llegado el tiempo de permitirles a ellos trabajar juntos en armonía, lo cual significa experimentar verdaderamente la totalidad en ustedes mismos. Después de haber negado su propia grandeza por tanto tiempo, ustedes finalmente comenzarán a darse cuenta de que no hay otra alternativa más que ser el Dios que ustedes están anhelando."
(P. Kribbe)