Hay direcciones (las del sí) por las que no es.
Y direcciones (las del no) por las que tampoco es.
Y, cuando no parece haber más direcciones,
sólo cabe un salto de plano.
Hacia lo aún increado.
Lo desconocido que nos expresa.
Que nos va expresando.
O sea, que ni idea.
Ni la más puta idea.