aenlibertad@gmail.com



Nuevo blog:

POEMAS Y TEXTOS (nombrando paisajes, misterios y silencios) ameliadesola.blogspot.com.es



miércoles, 21 de diciembre de 2011

Un análisis patatero (entre muchos posibles) de algunos aspectos de la crisis

Se pueden hacer muchos análisis acerca de la situación actual, pero entre ellos, uno muy simple y patatero explica bastante bien, al menos, algunos de sus aspectos: Un sencillo problema de oferta y demanda. O la ley de bronce de los salarios, de la que ya trató una breve entrada en este blog. A mucha oferta de mano de obra, y poca demanda de la misma, bajada de precio de esa mano de obra. En otras palabras, paro y salarios de miseria.

Esto, si dejamos, como les gusta a los teóricos del capitalitalismo puro y duro, al estilo salvaje, que opere sin restricciones el mercado. Si metemos inteligencia, hay otras formas de abordar el problema. Por ejemplo, un reparto del trabajo. Pero de eso nadie habla, y menos que nadie, una izquierda (por llamarla de alguna manera) que no ha dudado en alargar la edad de jubilación en una sociedad con cinco millones de parados, y donde el cincuenta por ciento de los jóvenes que buscan empleo no lo encuentran.

Si hay un veinte por ciento de paro, reduzcamos la jornada laboral (y los salarios, sí, y los salarios) un veinte por ciento, contratemos a ese veinte por ciento de demandantes de empleo, y se acabó el problema.

Lo que no es de recibo es, efectivamente, bajar los salarios un veinte por ciento o más, recortar los derechos laborales, alargar las jornadas de trabajo y, tras abaratar los despidos, seguir tirando gente a la calle y aumentando el paro, además de recortar las prestaciones de protección social. Vamos, el sueño de un capitalista decimonónico, que es, además, exactamente, lo que se está haciendo. Mientras los sindicatos se baten en retirada, y los ciudadanos, aterrorizados y en shock, tratan de sobrevivir cada uno por su cuenta, al grito (no demasiado alto, no sea que se fijen en uno) de "sálvese el que pueda".

Porque el verdadero problema es el miedo. El miedo a que le toque a uno el paro, la miseria, la imposibilidad de pagar la hipoteca, el deshaucio, la marginación social y económica. El miedo a que uno y su familia terminen en la calle. El miedo a la absoluta dureza e insensibilidad de una sociedad y unas instituciones que han abdicado de su responsabilidad de servicio público para convertirse en servidores privados de un mercado sin alma.

Y las cosas empeorarán. Empeorarán antes de mejorar, porque hace falta estar muy mal para superar el miedo y decidirse al cambio, y esto sólo cambiará cuando cambiemos nosotros.

Cuando cambiemos nosotros, y tomemos en nuestras manos nuestro destino individual y colectivo.

Ojalá, cuando eso suceda, lo hagamos con cordura, inteligencia y corazón.