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martes, 10 de mayo de 2011

Gente en las calles

Algo está pasando.
Se nota en el ambiente.
Se nota en ese oscuro espacio psíquico colectivo donde se gestan los cambios, donde se gestan los movimientos sociales.
Algo está pasando que las formas y usos tradicionales -sistema de partidos, sindicatos, clase política, elecciones cuatrianuales, democracia (muy) intermediada- ya no son capaces de contener.
La indignación generada por una crisis que, producto de la codicia de los privilegiados, ha recaído en sus -terribles- consecuencias sobre los más débiles, el espectáculo cotidiano de la injusticia y el privilegio, el absoluto divorcio entre la realidad de la calle y una clase política que vive en los mundos de yupy, y -muy importante- el ejemplo de resolución y dignidad de los pueblos del mundo árabe, así como los genuinos deseos de una sociedad más justa, más libre, más participativa, todo ello, sumado a la capacidad de comunicación y movilización independiente que posibilitan las nuevas tecnologías, configuran una mezcla explosiva -en el mejor de los sentidos- que está cambiando las mentalidades y va a cambiar las acciones.
Los ciudadanos -esa hermosa palabra, ese hermoso concepto- están cobrando confianza en su capacidad de tomar en sus manos las riendas de la vida colectiva. Directamente.
Y creo que sólo es cuestión de tiempo -de poco tiempo- que veamos en las plazas y calles de Europa lo que hemos visto, lo que estamos viendo, y aplaudiendo, en las plazas y calles de Egipto, de Túnez, de Yemen.
La red, ese naciente espacio psíquico universal, está bullendo de debates, de propuestas, de iniciativas.
Attac (http://www.attac.es), movimiento ciudadano cuyo presidente de honor en España es José Luís Sampedro, y que se ocupa de difundir una visión alternativa de la economía y preconiza una justicia económica global, desmonta y denuncia las falsas razones del bárbaro recorte de derechoas sociales que se nos trata de vender como inevitable.
AVAAZ (http://www.avaaz.org/es) une voluntades y presiona para la consecución de objetivos de justicia, como que cese la persecución a Wikileaks, se permita a las personas recurrir a la medicina natural o se impida a los políticos corruptos continuar apareciendo en las listas electorales.
Una nueva iniciativa ciudadana (Democracia real, ya, http://www.democraciarealya.es) convoca, para el quince de mayo, manifestaciones en más de cuarenta y cinco ciudades españolas y portuguesas. Según este nuevo y esperanzador movimiento, hay que transformar la ira en creatividad, y no limitarse a protestar, sino realizar propuestas e iniciativas que configuren desde ahora el mundo que queremos.
El Partido de Internet (http://www.partidodeinternet.es) plantea la combinación de las democracias directa e intermediada, se estrena en las próximas elecciones generales, y se propone llevar al Parlamento la voluntad directa de los ciudadanos, expresada a través de sus votos en la Red.
La cuestión no creo que sea si, como me decía el otro día una amiga, "todo esto servirá para algo" a corto plazo (aunque podría suceder que sí, y tan a corto plazo que nos sorprendiéramos). La cuestión es que por estos derroteros van los tiros del futuro, y vale la pena, no tanto subirse al carro, como ayudar a empujarlo por la cuesta arriba de los principios.
La aparición de manifiestos como ¡Indignaos!, de Hessel, uno de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (http://www.attacmadrid.org/wp/wp-content/uploads/Indignaos.pdf), camina también en esa dirección.
Vamos a ver gente en las calles.
Vamos a salir a las calles.
Y allí, espero, nos encontraremos.