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sábado, 23 de octubre de 2010

Sólo hasta aquí y no más

"...Hay muchas maneras de regresar a casa. Muchas son profanas y otras son divinas...
Volver a leer pasajes de libros y poemas que nos han emocionado. Pasar unos cuantos minutos junto a la orilla de un río, una corriente o un arroyo. Tenderse en el suelo en medio de las sombras del crepúsculo... Caminar o conducir en cualquier dirección... Saludar al amanecer. Desplazarse en coche hasta un lugar donde las luces de la ciudad no borren el cielo nocturno... Rezar. Tener un amigo especial. Sentarse en el pretil de un puente con las piernas colgando... Sentarse junto a la luna de un café y ponerse a escribir. Sentarse en el centro de un claro del bosque. Secarse el cabello al sol. Introducir las manos en un barril lleno de agua de lluvia. Plantar procurando ensuciarse las manos de barro... Por consiguiente, no es necesario emprender un largo y arduo viaje para regresar a casa, aunque tampoco... se trata de algo muy simple, pues el hecho de regresar a casa exige vencer una considerable resistencia tanto si es fácl como si es difícil.
Hay otra manera de comprender la razón de que las mujeres retrasen su regreso a casa, una razón mucho más misteriosa que consiste en la excesiva identificación de una mujer con el arquetipo de la Sanadora... El arquetipo de la Gran Sanadora sugiere sabiduría, bondad, conocimiento, solicitud y todas las demás cualidades que se asocian con una sanadora. Por consiguiente, es bueno ser generosa, amable y servicial como el arquetipo de la Gran Sanadora. Pero sólo hasta cierto punto. Más allá de él, ejerce una influencia entorpecedora en nuestras vidas. El impulso que experimentan las mujeres de "curarlo todo y arreglarlo todo" es una peligrosa trampa creada por las exigencias que nos impone nuestra cultura... Estas presiones se introducen en nuestra psique cuando somos muy jóvenes e incapaces de juzgar y oponer resistencia. Más tarde las presiones se convierten en ley, a no ser que las desafiemos...
Pero los gritos del mundo que sufre no pueden ser atendidos constantemente por una sola persona. Sólo podemos responder a los que nos permiten regresar a casa con regularidad, de lo contrario, las luces de nuestro corazón se van apagando hasta quedar reducidas prácticamente a nada...
Aunque los arquetipos emenen de nosotros durante unos breves periodos de tiempo que se podrían calificar de experiencias numinosas, ninguna mujer puede irradiar constantemente un arquetipo. Sólo el arquetipo propiamente dicho puede servir en todo momento, entregarse por entero y mostrar una energía inagotable. Podemos intentar emular a los arquetipos, pero éstos son unos ideales inalcanzables para los seres humanos y no están destinados a hacerse realidad. Y sin embargo, la trampa exige que las mujeres se agoten en un vano intento de alcanzar estos niveles irreales. Para evitar la trampa, hay que aprender a decir "basta" y "que pare la música". Pero a decirlo en serio.
Para empezar, una mujer tiene que alejarse, estar consigo misma y examinar de qué manera se quedó atrapada en un arquetipo. Tiene que recuperar y desarrollar el instinto de conservación salvaje que establece "sólo hasta aquí y no más, sólo esto y nada más". Así es como la mujer conserva la orientación. Es preferible irse a casa durante algún tiempo aunque ello provoque el enfado de los demás, antes que quedarse y deteriorarse y tener que alejarse finalmente a rastras...
Por consiguiente, las mujeres que están cansadas y transitoriamente hartas del mundo, que quieren tomarse un poco de tiempo libre o interrumpir sus actividades, ¡ya es hora de que despierten! Que cubran con una manta el gong que las llama para que colaboren constantemente en esto, aquello o lo de más allá... Si no regresamos a casa cuando es el momento, perdemos la concentración. Hay un dicho según el cual "no se puede regresar a casa", pero es falso. Aunque no se puede regresar de nuevo a la matriz, sí se puede regresar al hogar. Y no sólo es posible, sino que es un requisito imprescindible... Todos sabemos cómo regresar a casa... El hogar está allí donde un pensamiento o un sentimiento se pueden conservar sin que se interrumpa o nos sea arrebatado porque otra cosa exige nuestro tiempo o nuestra atención... Es justo que las mujeres se esfuercen por salir, se liberen, tomen, hagan, conspiren y afirmen su derecho a regresar a casa. El hogar es un estado de ánimo continuado o una sensación que nos permite experimentar sentimientos no necesariamente manifestados en el mundo exterior: Asombro, visión, paz, liberación de las preocupaciones, de las exigencias, de los constantes parloteos... Aunque hay muchos lugares físicos a los que una puede ir para "sentir" su regreso a este hogar especial, el lugar físico propiamente dicho no es el hogar; es tan sólo el vehículo que mece al ego para que se duerma mientras recorremos el resto del camino solas. Los vehículos que utilizan las mujeres para regresar a casa son muchos: la música, el arte, el bosque, la espuma del mar, la soledad. Todos ellos nos conducen al nutritivo mundo interior del hogar que posee sus propias ideas, su orden y su sustento... Lo esencial es cualquier cosa que revitalice el equilibrio. Eso es el hogar."
(Clarissa Pinkola Estés)