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martes, 28 de septiembre de 2010

La Vía Transformadora

Mi corazón se conmueve por todo lo que no puedo salvar:
tantas cosas han sido destruidas.
Debo unirme a aquéllos
que siglo tras siglo, obstinadamente,
sin ningún poder extraordinario,
reordenan el mundo.
(Adrienne Rich)

Cualquier religión que afirme preocuparse por las almas de los hombres y no se preocupe por las condiciones sociales y económicas capaces de dejar cicatrices en el alma, es una religión espiritualmente moribunda que sólo espera el día de su entierro.
(Martin Luther King)


"Es de suma importancia en la historia de la civilización saber que la gente corriente está llamada a una vocación profética. Ésta podría ser verdaderamente la energía que produjera una Nueva Creación... si confiáramos en ella... lo que significa confianza en nuestra vocación profética. Se trata de una confianza que no se fundamenta en la percepción humana ni en el poder humano, sino en la gracia del Espíritu Santo, que se vierte verdaderamente sobre toda la humanidad.
Pero, ¿qué significa ser profeta?... Un profeta es alguien que continúa con la Dabhar -que es la energía o la palabra creadora de Dios- cuando ésta ha sido bloqueada o suprimida por la injusticia o la pereza, o por una creencia excesiva en la inmortalidad de lo que ya es. El profeta que hay en cada uno de nosotros es nuestra consciencia social, nuestra sentida preocupación por los seres queridos de Dios que sufren inncesariamente. "La inspiración profética -escribe el rabino Heschel- es por el bien de unos terceros, para su beneficio. No es un asunto privado entre el profeta y Dios; su propósito es la iluminacion de todas las personas antes que la iluminación del profeta". El profeta que hay en nosotros dice: "¡No! No es así como el Creador quería que el Universo respondiera a la bendición que la creación supone. Podemos, debemos, hacer las cosas de otra manera". Heschel dice que "la actividad principal del profeta era la interferencia". Para interferir en el modo en que las cosas esta´n funcionando, ya sea en términos de militarismo entre naciones, de sexismo en las iglesias, de racismo en la educación o de dualismo en uno mismo y en la sociedad, el profeta o la profeta critica y se coloca en la oposición, y por lo tanto, en posición de interferir con lo que está ocurriendo. Jeremías habla de "arrancar y derribar", de una Vía Negativa que debe preceder al "edificar y plantar" que la transformación creativa supone... La interferencia y, por lo tanto, la discontinuidad que incumben al profeta, son evidentemente una interferencia en las situaciones injustas y un romper con la continua injusticia que llueve, por ejemplo, sobre las mujeres o los artistas, la Tierra o los animales, los nativos americanos o la gente del Tercer Mundo.
El profeta sabe algo de confiar en la ira, confiar en la propia indignación moral... y acerca de cómo moldear esa ira y esa indignación convirtiéndolas en posibilidades creativas. Cuando Eckhart dice que "todos los actos son realizados en la pasión", está subrayando lo importantes que pueden ser una ira y una indignación beneficiosas... La ira es, después de todo, proporcional al amor que uno tenga. En un determinado momento, Gandhi dijo que su trabajo era útil porque "despertaba la imaginación religiosa de un pueblo furioso". El poeta Audre Lorde está convencido de que confiar "nosotros mismos en el caos" es la clave de la vitalidad y la creación. Y este es el papel esencial de la poesía...
¿De qué manera es mi trabajo un trabajo profético que contribuye a desmantelar la Torre de Babel, que contribuye a la interposición de la justicia y a plantar nuevas semillas de armonía y orden cósmico? Esta es la pregunta que hay detrás de todo trabajo que esté destinado a ser Dabhar, la palabra/obra de Dios continuada en nosotros. O, como dice Meister Eckhart, "Cuando la palabra y el trabajo son devueltos a su fuente de origen, entonces todo trabajo es realizado divinamente en Dios". El profeta celebra el retorno de la palabra de Dios (energía creadora) y del trabajo por vía del trabajo humano...
La profecía es un retorno de la bendición, un devolver bendición por bendición por parte nuestra. Presupone un tipo de fe que es confianza... El profeta que hay en nosotros hace salir la excelencia y la belleza que hay en cada uno de nosotros, hace salir lo mejor que podemos dar, lo mejor que podemos disfrutar, lo mejor que podemos dejar ir, lo mejor que podemos crear, lo mejor que podemos dar para que nazca el futuro mediante la transformación del pasado. Heschel dice que la simiente profética yace en lo más profundo de cada persona, pero ¿qué es lo más profundo?... Creo que el placer (vía positiva) y el sufrimiento (vía negativa), el dar a luz (vía creativa)y el transformar (vía transformadora). Es por esta razón que el movimiento en espiral del viaje centrado en la creación conduce necesariamente a la profecía: porque no es un viaje superficial, sino el más profundo de todos los viajes. Es un viaje a lo más profundo, y más allá. Se trata, necesariamente, del viaje del profeta que hay en cada uno de nosotros."
(Matthew Fox: La bendición original. Ediciones Obelisco)