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viernes, 14 de mayo de 2010

Crisis: O usamos el corazón y el cerebro, o nos van a dar pal pelo

Algunos apuntes sobre la crisis que viene a barruntar mi corto caletre:

A nivel doméstico, en el caso español, viene a resultar que:

-Por estos pagos ibéricos se vive (se vivía, porque ahora no se puede vivir) del turismo, la construcción, el automóvil y el funcionariado. Cuatro patas son pocas para sostener la economía de un país. La construcción se ha ido a donde todos sabemos, no hay dinero para comprar coches, los turistas tampoco tienen pasta para venir, y plazas de funcionarios no hay para todos. Saque cada cual sus consecuencias.

-El vigente reglamento de autónomos penaliza tanto este tipo de actividad, donde realmente podría desarrollarse la creatividad de los individuos y una sana diversificación, que hace prácticamente inviable ese desarrollo, impide tal diversificación, aumenta la mentalidad de "empleo segurito" y empuja implacablemente al personal que sí quiere montárselo por su cuenta a la economía sumergida.

-El impresionante 20% de paro hace que la ratio entre gente que curra y produce y gana y gente a la que hay que mantener se ponga en proporciones de escalofrío.

-La inflexibilidad del mercado laboral, con su loable intento de proteger a los trabajadores del despido, ha provocado (y lo dice con todo el dolor de corazón una izquierdosilla de toda la vida) que despedir a la gente sea en este país lo más fácil y barato del mundo: Basta con no hacer un contrato fijo a nadie, que es lo que en realidad está sucediendo.

-No sólo está endeudado el país. Lo están, incluso desde antes del estallido de la crisis, la inmensa mayoría de sus moradores, ya que los precios absolutamente demenciales alcanzados por la vivienda en los felices años del boom inmobiliario hicieron que la gente, para comprarse el pisito, se endeudara al tope de sus posibilidades... para los próximos cuarenta años, más o menos. No hay, pues, un duro extra en las familias para gastar en las décadas por venir... y eso, en los afortunados casos en los que el personal tiene curro y puede seguir pagando la hipoteca (aunque el inmueble de marras valga ahora la mitad de cuando se compró). Porque en los casos menos afortunados, el pisito se lo ha quedado el banco, y el desgraciado ex propietario ha acabado, además de en el paro, en el índice de morosos, cuando no, directamente, en la marginalidad.

-Digan lo que digan las sofisticadas teorías económicas, la economía de un país es como la de una familia: Si gasto más de lo que gano, me voy a la ruinosa miseria. El país ha gastado mucho más de lo que gana (en general, y como todo el mundo sabía íntimamente, incluso en los años de bonanza, este país gana poco). Estamos, pues, en la susodicha ruinosa miseria. Y como ni gobernantes ni gobernados leemos ya la Biblia, no nos acordamos de la acertadísima interpretación que hizo José del sueño del Faraón de las vacas gordas y las vacas flacas. No hemos guardado en las gordas, así que...

-Lo poquísimo que quedaba ha habido que gastarlo en protección social a fin de que la gente no se muera de hambre por las esquinas, o en su defecto se coma por las patas a los leones de las Cortes (y, de paso, a sus señorías). Estamos, pues, no ya en la susodicha ruinosa miseria, sino aún más peor.

-A ZP, entre Obama y Europa, lo han puesto a caldo (como imparcialmente hubieran hecho con Rajoy o cualquier otro gobernante): Si no ajustamos el gasto, nos va a pasar lo de Grecia. Y ya no va a haber pasta para rescatarnos. Y a ellos, los (ahora menos) ricos y poderosos del mundo, también les llegarían los lodos de estos polvos (los levantados por nuestrro hipotético batacazo).

-Zp, por tanto, corre a hacer los deberes: Sablazo a los sueldos de los funcionarios, que nadie, salvo ellos, va a protestar (y ellos, poco), y congelación de pensiones, que eso sí que manda eggs. Porque ya se sabe lo espléndidas que son las pensiones nacionales. Y además, de la paga del abuelo están viviendo en este momento familias enteras con todos sus miembros en paro. Pero es que sacar de la circulación todos esos euros que se va a ahorrar papá Estado va a crear como primera consecuencia que se consuma menos. Que se compre menos ropa, coches, pisos, que se vaya menos al cine, al bar... es decir, que se van a arruinar aún más negocios y empresas, y va a aumentar el paro.

-Las medidas tomadas, por duras que parezcan, no son más que el aperitivo de lo que va a venir.

-Todo ello sin mencionar, por la cosa de la hora que es, el tema de bancos, hipotecas basura, especulación, etc. Ya lo haré otro día, si me queda humor y tengo a mano la mascarilla y los guantes, pa no contaminarme.

Y ¿qué hacemos, entonces? Pues que lo decidan los políticos, que para eso les pagan (espléndidamente, por cierto, a pesar de la autorrebaja del 15% que se han marcado).
Pero desde ya anuncio, puesta en plan Casandra agorera, que hagan lo que hagan, al final lo mismo nos van a dar, a nosotros, los españolitos, y al resto de la peña.
Porque lo que realmente está pasando es:

-Una economía basado en el crecimiento incesante es insostenible para un sistema (a ciertos niveles, casi) cerrado como el planetario. No hace falta haber estudiao en Harvard para verlo.

-Donde se vive (relativamente) bien es en (parte de) Occidente, digan lo que digan los nostálgicos del revival tribal.

-Los que de verdad viven en las tribus, o en su defecto, en el llamado tercer mundo (y aún en el segundo), se han dado cuenta de la circunstancia comentada en el epígrafe anterior, y dicen, con todo el derecho, que ellos también quieren de eso (de lo de Occidente). Por tanto, o se vienen para acá, o intentan desarrollarse allá.

-Lamentablemente, no hay para todos. Ni recursos, ni planeta que lo aguante. Para vivir los seis mil quinientos millones como en Nueva York, o aún como en Albacete, necesitaríamos, no un planeta, sino seis o siete. Que procederíamos a cargarnos alegremente caso de tenerlos, seguro.

-Nos estamos comportando como niños codiciosos, inconscientes e irresponsables incapaces de compartir los juguetes en el patio de la guardería.

-Los sistemas tradicionales de Gaia para corregir los excesos de sus moradores han sido los desastres naturales y las epidemias.

-Estoy razonablemente segura de que no se le ha olvidado cómo provocar ni unos ni otras, es más, que se ha puesto a ello.

-Con medio gramo de sentido común per cápita podríamos arreglar las cosas de otra manera, para nosotros, para nuestros compañeros animales, vegetales y minerales y para la Madre de todos.

-Parece que carecemos del medio gramo de sentido común per cápita.

-Pero, o usamos el corazón y el cerebro, o NOS VAN A DAR PAL PELO. Mucho.

-Todo esto será ilusorio, pero joroba.

-A lo mejor (o a lo peor) lo que pasa es que, como consecuencia del post anterior, ando aún sombría. Pero va a ser que no.